Había una vez una sirena que vivía en las profundidades del mar con su padre, el rey Tritón, y sus hermanas. A las sirenas se les desaconsejó visitar la superficie hasta que cumplieran 15 años, cuando finalmente podrían visitar el reino terrenal.La sirenita vivía ansiosamente, esperando el momento en que encontraría a los seres humanos. Así, coleccionó objetos caídos de los barcos y vivió imaginando cómo sería en tierra firme.Apenas cumplió 15 años, la joven sale a la superficie y queda encantada al observar a un príncipe que se encontraba en un barco. Ve el momento en que estalla una tormenta que pone en peligro a la tripulación y arroja al príncipe al mar.Con gran agilidad, la sirena se apresura a salvarlo, llevándolo a la playa. Cuando el joven despierta, ve y escucha a la sirena cantando una dulce melodía. Pero pronto se adentra en el mar y regresa a su reino.La sirenita se enamora del príncipe y decide hacer lo mejor que puede para vivir en tierra firme y casarse con él. Entonces, busca a la bruja del mar y pide ayuda. La bruja le advierte que tal vez no sea una buena idea. Pero, ante la insistencia de la sirenita, hacen un trato.

La sirena podría dejar su cola y vivir en el mundo terrenal mientras perdiera la voz. Ella también tendría la misión de casarse con el príncipe. Si se casara con otra chica, la sirenita desaparecería, convirtiéndose en espuma de mar.

Hecho el trato, la joven recuperó piernas y regresó a la superficie en busca de su amante.

A la mañana siguiente, el príncipe estaba caminando por la playa y vio a la sirena inconsciente en la arena. Él la rescató y la llevó al castillo.

Los dos desarrollaron un afecto, pero el príncipe estaba comprometido con una princesa del reino vecino.

Sin otra alternativa, la sirenita asiste a la boda de su amante con otra chica y lamenta su destino.

Sus hermanas, sin embargo, emergen de las aguas y dicen que pidieron ayuda a la bruja del mar, quien les concedió una daga. Le dan la daga a la sirenita y le dicen que debe matar al príncipe, solo así podrá recuperar su cola y regresar a su reino natal.

Pero la sirenita no tiene el valor de hacerle daño al príncipe. Camina hacia el mar y desaparece entre las olas, convirtiéndose en espuma. Su padre, Tritón, interviene transformándola también en un espíritu protector de amor verdadero.

La historia que aquí se cuenta sigue la narrativa del cuento original, publicado a mediados del siglo XIX por Hans Andersen. En esta versión la sirena no tiene nombre y no hay un final romántico y “feliz”, pero sí mucha riqueza simbólica y enseñanzas importantes.

En 1989, Disney estrenó una película sobre la historia con muchas adaptaciones, suavizando los acontecimientos y aportando un final en el que la sirena y el príncipe terminan juntos.

En esta primera versión podemos reflexionar sobre los sacrificios que las personas (especialmente las mujeres) están dispuestas a hacer en nombre del amor, cambiándose y dejando de lado parte de quiénes son para intentar encajar en un ideal.

La bruja del mar puede verse como un lado de nuestra propia psique que hace todo lo posible para conseguir lo que queremos, aunque nos haga daño, pero al mismo tiempo “sabe” (o intuye) que quizás ese no sea el mejor camino.

Al final, la sirenita es incapaz de integrarse al mundo terrenal, ya que dejó a un lado su alma marina. Por tanto, esta es una historia que puede servirnos de advertencia para recordarnos la importancia de mantener nuestros orígenes, valores y esencia, sin importar las circunstancias.