PERSONAJES:
La Capilla evangélica.—La Catedral de Covadonga.
Coro de Catedrales.
LA CAPILLA
Cerrada.
¿Por qué no me abren? Por fanatismo.
LA CATEDRAL
Asomando algunas columnas á flor de tierra.
¿Por qué no me sacan de cimientos? ¿Por qué no me construyen de una vez? ¿Por qué no me cubren, á lo menos, para librarme de la intemperie? Por avaricia, por indiferentismo.
LA CAPILLA
Como el pino del Norte suspiraba por la palmera del Mediodía, podemos amarnos y entendernos, ¡oh catedral católica!, tú desde tu vericueto de Covadonga, yo desde este desierto madrileño…
LA CATEDRAL
No diré yo tanto. Nada de coaliciones imposibles. Quéjate tú por tu cuenta, y yo me lamentaré por la mía. No somos hermanas. Non possumus. Somos un contraste.
LA CAPILLA
Como quieras. Pero de nuestra antítesis sale una armonía elocuente. Á mí no me dejan abrirme y ya estoy construída. Á ti te abrirán sin inconveniente, pero no te construyen. Si no fuera absurdo se podría decir que quien sale perdiendo es Dios, que tiene dos templos menos.
LA CATEDRAL
En otros siglos, valga la verdad, no te dejarían abrirte tampoco, y hasta se atreverían á derribarte; pero, en cambio, á mí me construirían en poco tiempo, con entusiasmo, á la voz de la fe viva y ardiente.
LA CAPILLA
Hoy existe bastante fanatismo para inutilizarme á mí y poca fe para levantar tus paredes, tus torres. De la religión se han quedado con lo peor, con la intransigencia.
LA CATEDRAL
Sí; no cabe negar que falta fe y hay fanatismo. Pero todavía hay fanáticos peores que los nuestros. Los fanáticos descreídos. El fanático con dogma tiene esa disculpa, el dogma; pero ¿qué le queda al impío que ni siquiera es tolerante?
LA CAPILLA
¿Hay de ésos en tu patria?
LA CATEDRAL
Muchos. Son inquisidores herejes, familiares de la apostasía, ó lo que es peor que todo: sectarios intransigentes de la negación, celotas de la impiedad superficial, sicarios del ateísmo. ¡Hay español nieto de cien cristianos que ha dado su religión por cuatro frases hechas… con cuatrocientos galicismos!
LA CAPILLA
Tal vez constituyen la mayoría entre unos y otros. Los fanáticos á la antigua no quieren más culto que su culto; como si su dios fuera el sol, no el Espíritu Eterno, toleran en la sombra otros ritos, otras ceremonias religiosas, pero no á la luz del día. ¡Adoran á Febo y temen que se profane su culto!
LA CATEDRAL
Los fanáticos modernos no conciben que se construya una catedral en Covadonga á expensas de toda la nación, como obra patriótica, como grandioso monumento que conmemora la primera hazaña de la reconquista, el primer milagro del valor español en su lucha de tantos siglos contra los sectarios de Mahoma. “¿Por qué una catedral?—gritan—¿Y la libertad de cultos? ¿Y el racionalismo? Los que no oímos misa ¿por qué hemos de construir una catedral?”
¡Porque lo quiere la historia! ¿Por qué no habéis de construir en Covadonga una mezquita, ni una pagoda, ni un frío monumento anodino, abstracto como el del Dos de Mayo, lo cual equivaldría á olvidar la mitad, por lo menos, de lo que Covadonga representa? ¿Que no queréis hacer de Covadonga un Lourdes? Perfectamente; pero si no queréis que otros, aunque sea poco á poco, hagan eso, apresuraos á hacer otra cosa, una obra nacional, un gran recuerdo histórico; y como la Historia es como es y no como el capricho de cada cual, Covadonga, quiéralo ó no el racionalista negativo, tiene que representar dos grandes cosas: un gran patriotismo, el español, y una gran fe, la fe católica de los españoles, que por su fe y su patria lucharon en Covadonga. Una catedral es el mejor monumento en estos riscos, altares de la patria.
LA CAPILLA
Hablas como un libro. Y esos fanáticos nuevos son tan irracionales como los viejos, que me niegan el derecho á la vida porque, llamándome yo cristiana, y sin que nadie me niegue tal nombre, ostento en mi fachada una cruz y un letrero que dice: “Cristo, redentor eterno”. ¿Qué hay de malo en esto?
LA CATEDRAL
Creerán que lo dices con segunda.
LA CAPILLA
El signo de la cruz ¿no es siempre santo? ¿Ó es que quieren parecerse esos fanáticos ortodoxos al impío Strauss, que en sus Confesiones llega á declarar que la cruz le repugna?
LA CATEDRAL
Con la Constitución del Estado en la mano te demuestran que no tienes derecho á la cruz de la fachada…
LA CAPILLA
Así argumentaban los saduceos cuando querían probar á Roma que Jesús barrenaba la constitución judaica…
LA CATEDRAL
En cambio, si los fanáticos nuevos triunfan, ya harán otra Constitución para declarar que en España tanto como yo representa cualquier zaquizamí en que á un extravagante soñador se le antoje exhibir un culto de su invención… y acaso de su industria. Unas constituciones niegan la historia y otras niegan la filosofía… Pero al fin á ti sólo te perjudican tus contrarios, los que ven en ti el símbolo de la abominación. Pero á mí me dejan abandonada todos, los que debieran ser mis amigos por patriotas y los que debieran serlo por patriotas y por creyentes de mi Iglesia. Hace muchos años, un santo obispo, varón elocuente y virtuoso, lleno de humildad y de fe, vino de Levante, de país muy diferente de estas mis brumosas montañas, y él, hijo del sol, de la clara y diáfana atmósfera mediterránea, se enamoró de estos lugares húmedos y oscuros por el encanto singular de estas montañas, sagradas para el cristiano y para el patriota. La idea del santo obispo fué construir aquí una catedral sobre estos vericuetos dantescos, y en los primeros trabajos necesarios empleó su patrimonio. La fe y el patriotismo de los demás debía ayudarle, convertir en realidad su noble idea… Pero España no comprendió la grandeza del propósito. Se convirtió en cuestión de interés provincial puramente lo que debiera ser empresa nacional, porque Covadonga no es sólo de Asturias, es de España.
LA CAPILLA
Y esta aristocracia ilustre, cuyas principales damas tan ruda guerra me han declarado á mí, ¿no ha dado su dinero, no ha facilitado su influencia para levantar tus muros y hacer de tus naves un santuario digno de la gran idea religiosa y española que representas?
LA CATEDRAL
Esas damas ilustres, cuyos títulos reunidos parecen un índice de la historia de España, no se han acordado de mí… ni del origen de su grandeza. Cuanto más ilustres esos grandes apellidos y esos grandes títulos, más se acercan á mí. No hay nobleza castellana más pura, más grande que la que tenga su origen cerca de estas fuentes, de estas aguas que se despeñan por ese torrente abajo…
LA CAPILLA
Conque todas esas señoras que han ido á suplicar á Sagasta que no se me abra…
LA CATEDRAL
Ignoran todas que un modesto sacerdote anda por Asturias de puerta en puerta mendigando una limosna para ir construyéndome poco á poco y con el menor gasto posible, sin la magnificencia arquitectónica que merezco… Debiera ser yo la obra espontánea, simultánea y unánime de todas las fortunas de España, y no soy más que una humilde prueba de la caridad y del provincialismo de unos pocos asturianos… ¿Qué más? Se acaba de celebrar el centenario de Cristóbal Colón y su descubrimiento, y todos han pensado en Granada, nadie se acordó de Covadonga. Yo no discuto si esas ilustres señoras y esos insignes obispos que piden al Estado que no consienta tu apertura hacen bien ó hacen mal. Lo que digo es que mucho más urgente que impedir á los demás abrir sus templos es construir los propios.
CORO DE CATEDRALES
¿Qué importa una capilla protestante en esta tierra en que somos nosotras legión? ¡Somos un bosque de torres cristianas! ¡Pero muchas amenazamos ruina! ¡Que se salve la Giralda! ¡Que resplandezca la linterna mágica de León, aquella inspiración sublime de piedra! ¡Levantad en Covadonga, no una pobre basílica amanerada y raquítica por su miseria, sino un reflejo glorioso de nuestra grandeza! ¡La fe de León, de Burgos, de Sevilla, de Granada, se salvó en Covadonga!
LA CAPILLA EVANGÉLICA
¡Oh, coro sublime! ¡Oh, sublime religión de Jesús!… ¡Tú sola pudiste inspirar estos ideales himnos de piedra!…
Bajando la voz, porque á Segura llevan preso.
¡Christus redemptor æternus!