Se trata de un cuento popular inglés que habla de la necesidad de ver más allá de las apariencias y no juzgar ni humillar a los demás, porque nunca sabemos cuándo su ayuda puede ser fundamental para nuestra supervivencia.Por otro lado, también muestra la importancia de saber perdonar: incluso cuando la gente nos ataca, a veces tenemos la oportunidad de transformar a un enemigo en un aliado.Había una vez una rosa que estaba muy orgullosa de su belleza. A pesar de esto, estaba enojada por haber crecido junto a un cactus que le parecía tan feo. Todos los días, la rosa criticaba la apariencia del cactus y él permanecía en silencio. Las demás plantas del jardín intentaron razonar con la rosa, pero ella estaba tan encantada con su propia belleza que no le importó.

Cuando llegó el verano, el pozo del jardín se secó y ya no había agua para las plantas. Fue entonces cuando la rosa empezó a marchitarse. Vio un gorrión hundiendo su pico en el cactus para conseguir un poco de agua.

Aunque le dio vergüenza, le preguntó al cactus si también podía beber un poco de agua. El cactus estuvo de acuerdo y los dos afrontaron el difícil verano juntos, como amigos.