Un cazador seguía el rastro de un león. Preguntó a un leñador si había visto huellas del animal y dónde pernoctaba; y este dijo: «Te voy a mostrar al propio león». El cazador palideció de miedo y, rechinándole los dientes, dijo: «Busco solo su rastro, no al propio león».

La fábula pone en evidencia a los osados y cobardes, a los atrevidos de palabra y no a la hora de actuar.