Un cerdo se introdujo entre un rebaño de ovejas. Un día lo apresó el pastor y aquel se puso a gruñir y forcejear. Como las ovejas le censurasen por gritar y le dijesen: «A diario nos coge a nosotras y no gritamos», él respondió a eso: «Pero no es lo mismo cuando me cogen a mí que a vosotras; pues a vosotras os toma o por la lana o por la leche; de mí, en cambio, busca la carne».

La fábula muestra que se quejan con razón aquellos que corren peligro no por sus riquezas, sino por su salvación.